Sor Cristina, una monja de 25 años que ha dejado boquiabierto a medio
mundo, ganó este jueves la final del concurso La Voz Italia, gracias a
una voz portentosa y a sus numerosos seguidores en internet.
La monja se coronó con el 62% de los votos en el reality musical
The Voice en Italia. "Tengo un don y os lo entrego", lanzó Cristina
Sciuccia, de 25 años, cuando los cuatros jueces del programa que
acababan de elegirla por unanimidad el 19 de marzo en una audición a
ciegas le preguntaron lo que hacía. La presencia de una monja destacaba
en este concurso reservado generalmente a los aficionados a la
brillantina.
La famosa cantante y presentadora Raffaella Carra, sorprendida por la
vestimenta de Sor Cristina, en hábito y velo gris de monja, incluso le
preguntó si era una verdadera religiosa y lo que pensaba del papa
Francisco, del que la joven siciliana dice inspirarse.
"Todo esto ocurrió porque, fuera, hay una sed de alegría, de amor,
una sed de un mensaje bello y puro", explicó la hermana Cristina en su
primera conferencia de prensa.
Desde su selección por parte del rapero J-Ax -para jugar con el
contraste entre "él el diablo y ella el agua bendita"- el entusiasmo del
público por la joven Cristina que tomó los hábitos en 2012 no se ha
desmentido. Ha permitido a la Rai Due (segundo canal público italiano)
batir sus propios récord de audiencia, sistemáticamente por encima del
15%.
Su interpretación, el día de la audición a ciegas, de la canción pop
"No One" de Alicia Keys ha sido vista más de 50 millones de veces en
Youtube y tanto su antiguo novio como su profesor de canto han dado
entrevistas a los medios de comunicación.
La joven Cristina Scuccia, que se describe como una antigua rebelde
en ruptura con la religión, inició su recorrido encarnando un poco por
desafío y un poco por juego a la fundadora de la orden de las Ursulinas,
Santa Ángela de Mérici, en una comedia musical montada en 2008 por esta
congregación en Palermo. Un año después, se hizo novicia antes de
viajar a Brasil para trabajar con niños desfavorecidos y de tomar el
hábito hace dos años.
La joven religiosa cuenta también con sus detractores
La última candidata italiana al concurso de Eurovisión, Emma Marrone,
ella misma descubierta por un programa de televisión, la calificó de
"insulto para el mundo del espectáculo".
Algunos críticos musicales estiman que su éxito se debe más al
símbolo que representa en un país todavía impregnado por el catolicismo y
al efecto mediático que a su voz, que consideran relativamente
limitada.
Su "coach" en el programa, J-Ax, la había descartado de hecho en
semifinal a favor de un rapero y fue la votación del público la que la
rescató y propulsó a Sor Cristina a la final.
La joven sin embargo dice estar muy serena sobre su futuro.
Aunque ganara el concurso el jueves, que le permitiría publicar un
disco con Universal Music, no pretende renunciar a su vocación. Y se
dijo dispuesta a "volver a una vida normal" y a contentarse con cantar
"con jóvenes, en la iglesia, la parroquia o las escuelas", si sus
superiores así lo deciden.
Pero no cierra la puerta a una carrera discográfica: "Vivo el momento
presente, dejo el futuro en manos de la Providencia y seguiré cantando
allá donde me llame el señor".
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